miércoles, 26 de marzo de 2014

Dulce vida, mundo rural...

Por el mundo rural. Por la cría animal de una manera donde los animales no sean tratados como meros productos, criados en instalaciones cerradas sin luz y en pequeños espacios donde se golpean ellos mismos del estrés que sufren, y donde se manipulan de una forma indigna. Está en nuestras manos adquirir productos que procedan de la cría en extensivo. Estamos llegando a unos extremos en los que parece ser la carne es el alimento básico de nuestra dieta, pero hay muchos alimentos que podemos incorporar en la alimentación sin necesidad de comer tanta y tanta carne como comemos. No se trata de hacerse vegetariano y no comer carne, simplemente de comer menos carne y usar otros alimentos que lo suplan, y cuando consumamos carne, lo hagamos de animales que no han sido explotados y criados de forma industrial. Todo ello también repercutirá en nuestra salud pues llevaremos una alimentación más sana, consumiendo alimentos de calidad y que no son tan tratados.  

Y muchos dirán, que no hay alimento suficiente en este mundo para tantas personas y hay que recurrir a este modo de  cría industral. Mi respuesta es que sí hay alimentos de sobra, el problema que existe es el gran derroche que existe y la de alimentos que se tiran a la basura. Y como ejemplo podría poner los malditos descartes en la pesca, en los cuales en estos momentos y porque no se ponen de acuerdo aquellos que están en el poder, se tiran al mar derrochando miles y miles de toneladas de peces ya capturados, que podrían servir de alimento a miles de personas...

Os dejo esta serie de imágenes, donde estos cochinillos lechones de diez días, vivirán libres en la dehesa, que si que cuando lleguen a adultos serán sacrificados, pero han tenido una vida, digna, como seres vivos que son.








Como siempre, gracias por vuestra visita.

martes, 25 de marzo de 2014

Tiempo de orquídeas...

Y llegaron las orquídeas... Son solo estas las que por ahora conseguí fotografiar este año, seguiremos las andanzas tras estas preciosas floraciones...

Himantoglossum robertianum (antigua Barlia robertiana)






Ophrys speculum



Como siempre, gracias por vuestra visita




miércoles, 19 de marzo de 2014

La liebre


Corretean las liebres en celo. Corretean extensos campos, corretean las tablas de arroz, corretean los olivares y naranjales, corretean los campos de cereales. Es en estos últimos, los campos de cereales, donde las liebres se esconden encamadas y donde dejan a sus lebratos ocultos durante el día mientras sus madres reponen fuerzas y energía, esa energía que necesita una madre liebre para correr y darse a la fuga y para sacar adelante a su prole. Se esconden las liebres y sus lebratos en el campo sembrado, hasta que un día viene la segadora, y siega y siega el ya desarrollado cereal. Siega el cereal, pero también levanta a las liebres escondidas bajo sus espigas, levanta solo a aquellas liebres que se han percatado de que las máquinas acechan y se están acercando. Pero aquella liebre a la que aún no le han llegado los rumores de las cosechadoras, aquella que confiada yace en el campo escondida esperando a que el peligro se vaya, y aquellos lebratos que esa mañana la madre liebre dejó escondidos, son aplastados, y llevados a la muerte por las palas de la gran máquina segadora. 

Pero son también las liebres desdichadas no solo cuando pasa la segadora. También llega su desaventura cuando los galgos corren tras ellas, galgos perfectamente cualificados y seleccionados por el hombre para su captura, que luego el mismo hombre cobrará. Pero, ¡ay! también del galgo que no corra y que haya caído en manos de un galguero sin escrúpulos y sin conciencia, también la desdicha llegará a el si no alcanza a la liebre. El ingenuo galgo que corre tras la liebre por su más y puro instinto, si no corre lo suficiente para darle caza sufrirá las más terribles consecuencias y sin saber por qué. El galgo confiado y fiel a su dueño, ajeno a lo que le viene encima será abandonado, y en el peor y muchos de los casos maltratado, quemado o ahorcado.

Como siempre, gracias por vuestra visita.


martes, 4 de marzo de 2014

El bullicio de la naturaleza

Creo que debo ser la única gaditana que en vez de ir, huye del carnaval, pero es que a mi eso de los bullicios bien poco me gustan. No sé si será eso de la edad..., pero para mí el único bullicio placentero es el bullicio de la naturaleza. En el bullicio de la naturaleza en vez de atravesar calles llenas de gente, atravieso campos repletos de vigorosos árboles. En el bullicio de la naturaleza, en vez de escuchar comparsas, escucho aves cantando al compás. En el bullicio de la naturaleza el único pregonero es el cárabo, que proclama la caída del atardecer y la entrada de la noche. En el bullicio de la naturaleza, las únicas coronadas son las copas de los árboles por las aves al posar. En el bullicio de la naturaleza la cabalgata la componen los ciervos en manada, los zorros ladradores, los tejones campeadores y la piara de jabalí, que bufan y hozan en la tierra en busca de alguna raíz, o quizás alguna lombriz. Creo que sí,  no hay bullicio que me guste más...