martes, 29 de julio de 2014

Cuando un árbol muere, no muere de verdad



Cuando un árbol muere, no muere de verdad. Se produce una sucesión de la vida. Esta paradoja tiene su explicación, y es que cuando un árbol muere surgen un sinfín de vidas entorno a el. Microorganismos comenzarán su descomposición, la materia orgánica caerá y formará un suelo lleno de nutrientes que se incorporará al ciclo de la vida. Un suelo rico en materia y lleno de biodiversidad, un suelo en el que  muchas especies crecerán y vivirán. Los viejos tocones y ramas, servirán de refugio a multitud de especies, micromamíferos, y medianos mamíferos también, usarán sus huecos y criarán en ellos. Las aves entre ellas las rapaces nocturnas como el cárabo, anidarán en sus oquedades o dormitarán en ellos. Los picapinos seguirán taladrando sus viejos troncos y usando sus huecos para anidar...

Y es que un árbol muerto, no está muerto, tiene su función en la naturaleza porque produce vida. La naturaleza es sabia, y en ella todo tiene un verdadero y lógico sentido.

jueves, 3 de julio de 2014

La Janda

Ayy la Janda, que sería de la impresionante laguna hoy, si allá por los sesenta, bajo el régimen franquista no se hubiese decidido su desecación. Uno de los más importantes humedales de Europa, era casa de grullas, de avutardas, y de miles y miles de especies migratorias que yacían en su lecho y sus orillas, cuando venían y cuando se marchaban antes de partir. Ayy la Janda, ahora son campos de arroz los que la ocupan, y cultivos como el maíz, seguramente transgénico... Un paraíso modelado y destruido por hombre, que atentó contra el y que ya no podrá recuperar, uno de los rincones más valiosos que tuvimos, y que muy tristemente, desapareció.