martes, 29 de julio de 2014

Cuando un árbol muere, no muere de verdad



Cuando un árbol muere, no muere de verdad. Se produce una sucesión de la vida. Esta paradoja tiene su explicación, y es que cuando un árbol muere surgen un sinfín de vidas entorno a el. Microorganismos comenzarán su descomposición, la materia orgánica caerá y formará un suelo lleno de nutrientes que se incorporará al ciclo de la vida. Un suelo rico en materia y lleno de biodiversidad, un suelo en el que  muchas especies crecerán y vivirán. Los viejos tocones y ramas, servirán de refugio a multitud de especies, micromamíferos, y medianos mamíferos también, usarán sus huecos y criarán en ellos. Las aves entre ellas las rapaces nocturnas como el cárabo, anidarán en sus oquedades o dormitarán en ellos. Los picapinos seguirán taladrando sus viejos troncos y usando sus huecos para anidar...

Y es que un árbol muerto, no está muerto, tiene su función en la naturaleza porque produce vida. La naturaleza es sabia, y en ella todo tiene un verdadero y lógico sentido.

3 comentarios:

SEO Donostia dijo...

Muy bien reflejado Esmeralda. También el coleóptero morimus asper utilizara esos árboles ¨muertos ¨,reflejo de una buena gestión forestal. http://biziariklik.blogspot.com.es/

rincon de una lunatica dijo...

Me encanta tu blog! Tus fotografías son muy bonitas y lo que escribes igual.

Esmeralda Ramos dijo...

Graciass Carla!