jueves, 4 de febrero de 2016

Ungulados silvestres, demasiados.



Sí, ya sé que esta es una estampa bonita de ver, siempre es agradable observar a ungulados silvestres en el medio natural. Pero a veces no es tan bonito todo lo que reluce, y no me refiero a estos gamos y ciervos en sí que son preciosos. En los últimos años la mayoría de nuestros montes están sufriendo una sobrecarga de ungulados, una excesiva carga de ciervos, gamos, jabalíes... Esta sobrecarga se produce como consecuencia de las altas densidades que los cotos de caza mayor están gestionando. Sobrecargan las fincas con estos para luego en las monterías abatir el mayor número de piezas posible, 

Una de las graves consecuencias de estas sobrecargas las está sufriendo el propio monte, ya que tantos y tantos ungulados ramoneando y pastando no dejan que se regenere la vegetación propia de este, solo interesa el beneficio económico que generan las piezas abatidas, pero poco importa la sostenibilidad del medio. Ramonean los tiernos brotes de nuestra vegetación autóctona, plantas herbáceas y leñosas, los pequeños árboles que empiezan a nacer tampoco escapan al diente de estos, el monte no se regenera y encima no se contempla el repoblar para compensar la fuerte presión que sufre.

Es tal la cantidad de ungulados que se les tiene que suministrar alimentación suplementaria basada en piensos, muchos de ellos incluso tratados con hormonas. De tal forma que, por ejemplo en Sierra Morena, se les pueden observar como vacas domésticas en los comederos, muy acostumbrados al personal y por lo tanto a las personas en general, es facilísimo poder observarlos de cerca sin que se asusten de nuestra presencia. Yo me pongo en el lugar de un cazador, solo intento aunque me cuesta por mi forma de entender la vida, intento  comprender lo que supone ejercer la caza para este sector e imagino que su aliciente es el reto de cazar a un animal esquivo y salvaje. Entonces me pregunto, ¿qué dificultad tiene el abatir una vaca?, la misma que tiene el dar caza a un ciervo o gamo de estos prácticamente domesticados.

La gran cantidad de jabalíes que están proliferando también son una grave amenaza para nuestro monte mediterráneo y especies en peligro, como por ejemplo está sucediendo para el mismísimo urogallo... Donde existe una sobrecarga de jabalíes, el conejo, que tantos problemas tiene en algunas zonas por otras causas, también sufre las consecuencias de su exceso, ya que hozan y levantan sus huras alcanzado a los pequeños gazapos. Otro de los problemas que está generando esta especie son daños en los cultivos, al adentrarse en ellos siendo un menú fácil al que acceder. Y otra más, su alta densidad hace que se atraviesen fácilmente en carreteras considerándose una de las mayores causas de accidentes producidas por fauna silvestre. Por último hagamos eco de otro grave problema que sucede en silencio, la hibridación de cerdos ibéricos y jabalíes, portadores estos de las fiebre porcina y siendo una perfecta vía de transmisión.

Volviendo a los ciervos, es tal la obsesión en los cotos de caza por abatir piezas y obtener trofeos, que incluso traen a estos cérvidos de extranjero, como sucede en los Alcornocales, donde sin que nadie lo controle algunos cotos meten ciervos polacos que tienen mayor corpulencia y mayores cuernas, para que se crucen con los nuestros y salgan grandes ciervos con grandes cornamentas también. Las hembras a veces al parir no pueden dar a luz a un cervatillo tan grande, y muchos mueren en el parto, imagino que ellas también...

Aparte de gamos, ciervos y jabalíes, en muchos cotos ya empezaron hace tiempo a meter el Arruí, especie de cabra originaria de las zonas áridas y montañosas del desierto del Sáhara, resultando ello una presión más de un ungulado nuevo. Es un poco gracioso teniendo en cuenta esto, oír luego decir a cazadores que el meloncillo es una especie foránea, cuando ni si quiera está claro que fuese introducida por los fenicios y puede llegase por su propio pie... Resulta cuanto más contradictorio cuando por otro lado ellos meten deliberadamente especies claramente alóctonas..., en fin.

Pretendo mostrar aquí una realidad de la que parece ser nadie se percata, o no se quieren percatar. Los políticos en los cargos, arrastrados por el interés económico que genera la caza, aunque sea a base de una caza desastrosamente gestionada, no hacen nada por evitar esto, al contrario lo potencian. Y a los gestores de cotos que son los que tienen las riendas, realmente les importa tres pitos la conservación y sostenibilidad del monte... Ante esta nefasta gestión que ya se fue hace tiempo de las manos, se hace indiscutible la necesidad de los grandes predadores naturales para controlar  y equilibrar el monte mediterráneo. Necesitamos al lobo, al lince y al oso en la pirámide para corregir el gran desequilibrio que genera el hombre, y sin embargo, solo encuentran impedimentos y exterminio, como ya sabemos está sufriendo nuestro gran cánido el lobo ibérico.

De hace unos pocos años hasta la actualidad el problema se está agravando, empeorando y a acelerando, no queda otra que actuar ya, o gran parte de nuestro apreciado monte mediterráneo, desaparecerá.