Se adelantó el estío, la dehesa extremeña comienza a barruntar una posible sequía. El pasto ha amarilleado y las chicharras ya cantan al unísono las horas centrales del día. Hace dos semanas las digitalis comenzaron a despuntar su floración, pero las altas temperaturas acusaron tanto que en su empeño dejaron parte algo raquíticas. Muchas de sus flores se han secado y no han alcanzado toda su esplendidez. Todavía permanecen algunas en las zonas más frescas y sombreadas donde el implacable sol no las ha deteriorado. He llegado a tiempo para presenciar el zarandeo de sus campanas con el viento y escuchar el zumbido de sus polinizadores merodear.
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