martes, 18 de agosto de 2015

GRANDES PREDADORES, NECESARIOS PARA LA CONSERVACIÓN DEL MONTE


El otro día, como es habitual, recorríamos uno de esos caminos que atraviesan las sierras de Cádiz. A mitad de este nos detuvimos ante un inesperado encuentro, una cabra montés se encontraba en uno de sus márgenes, comiendo alguna de las hierbas algo secas y ásperas ya presentes desde mediados del estío. Ante su caracter poco huidizo, movimientos lentos, y ojillos que cerraba y dejaba entreabiertos con algo de dificultad, nos hizo deducir que el animal se encotraba algo enfermo. No sé si sería la sarna, que acusa en estas sierras a parte de las poblaciones de cabra montés, pero si evidenciaba signo de alguna enfermedad.

Entonces, te vuelves a replantear como miles de veces, el perfecto papel que desempeñan lo grandes predadores, o lo que es lo mismo, aquellos que ocupan el nivel más alto en la cadena trófica. Hace muchos años que el lobo desapareció de estas tierras. Ahora la mala gestión de los cotos de caza ha propiciado que exista una sobrepoblación de ungulados. Existen zonas donde la sobrecarga de venaos no deja crecer la vegetación y el bosque no se regenera. Por otro lado existe un alto grado de hibridación entre jabalíes con cerdo ibérico, y cada vez son más abundantes. También se han introducido especies foráneas como el gamo y el muflón, que ya se han extendido por gran parte de las zonas protegidas de la provincia. Existen enfermedades que afectan a los ungulados, como la ya mencionada sarna. Todo esto se regularía de una forma natural si existiesen los grandes predadores, los carnívoros que ocupan ese lugar más alto, y que de manera instintiva y natural mantienen el monte equlibrado y sano.

Soy bastante pésimista con la vuelta del gran cánido a estas tierras del sur, los diferentes sectores en el medio rural serían el primer y monumental obstáculo. Luego la administración no estaría por la labor en aceptar un engorro más, y como sucede con el lince ibérico en estos territorios volvería la cabeza para otro lado. Eso de calentarse la mollera y afrontar problemas a nuestros consejeros y delegados de medio ambiente no se les da muy bien, aunque ocupen cargos con esa responsabilidad... En fin, matendremos la no sé si ilusa esperanza, de que algún día en un futuro aunque aún muy muy muy lejano, el gran carnívoro campee de nuevo y libremente por estos parajes del sur peninsular.


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