El zorro rojo (Vulpes vulpes) conocido
también como el raposo, es un mamífero carnívoro agrupado dentro de la familia
de los cánidos. De porte mediano y aspecto parecido al del perro, posee grandes
y erguidas orejas, hocico fino, y un bonito y suave pelaje acompañado de una
voluminosa cola. La ostentación del hombre por lucir su preciada piel, fue y
sigue siendo uno de los motivos por el que el raposo es objeto de persecución y
caza, por ejemplo en las crueles monterías con perros que hasta hace muy poco tenían
lugar en Reino Unido.
En nuestro país se distribuye por
toda la península ibérica, ausente en islas Baleares y Canarias. Su
alimentación es bastante amplia, roedores, aves, insectos y diversos frutos
silvestres componen la base de su dieta, aunque en los últimos años los
vertederos de basura se han convertido en un descontrolado suministro de
alimento para esta especie, lo cual ocasiona su proliferación y desequilibrio
en el medio. Este mamífero carnívoro, personaje de innumerables cuentos, mitos
y leyendas, al que la astucia y la capacidad adaptativa a infinidad de medios
le ha valido para sobrevivir, también le ha acarreado su mala fama desde antaño
y por ello sido considerado alimaña y exterminado. En la actualidad sigue siendo muy detestado
dentro del sector cinegético, quienes le
atribuyen la culpa de pérdidas de caza y quienes continúan dándole caza
indiscriminadamente, para ello, haciendo uso masivo de artes ilegales de control de depredadores totalmente prohibidas,
como el cepo, el lazo, y el veneno. La fatalidad de esto radica en que no se consigue
únicamente su exterminio sino el cruel exterminio de infinidad de fauna,
cayendo en lazos y cepos todo tipo de especies protegidas, como el tejón, el
gato montés o el lince ibérico, y siendo envenenadas en cadena infinidad de aves
rapaces como el águila imperial o el alimoche, cruelmente y sin piedad.
Foto: Zorro caído en un lazo colocado estratégicamente en una malla
cinegética. Tras la incesante lucha por liberarse de nada sirvió, pues el lazo
poco a poco fue causándole heridas y estrangulándole hasta provocarle una
agonizante muerte. Foto realizada en la
sierra de Cádiz, zona lincera.
1 comentario:
¡Hola, Esmaralda! Buenos dias. Es triste todo lo que nos cuentas sobre la forma de eliminar a estos animales, que no tienen culpa de como destruimos sus hábitats y les obligamos a vivir donde pueden. Yo creo que todo deriva de la ruptura de las cadenas ecológicas que rompen el equilibrio y hace que unas especies estén superpobladas y otras, en franca desaparición.Pienso que deberíamos hacer lo posible para que desaparecieran todos los métodos que que usan venenos y que eliminan a especies que ayudan al mantenimiento de las poblaciones animales; como las aves rapaces, por ejemplo.
Bueno. Tus fotos son una denuncia en toda regla de algo que no deberíamos ver más.
Saludos cordiales. Encarni y Manolo.
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